lunes, 9 de julio de 2007

LO ADVIERTE JESUS PETIT DA COSTA.


TAL Y COMO SE HIZO EN CUBA, NOS QUITARAN LOS AHORROS DE TODA LA VIDACONFIRMADO "EL CORRALITO" EN VENEZUELA


Hace casi cuatro meses (18-Marzo) Jesús Petit Da Costa dijo que la reconversión monetaria nos hacía sospechar que el gobierno prepara un "corralito" (*) con el dinero de los particulares depositado en los bancos, porque así fue como sucedió en Cuba: Cambiaron la moneda para entrampar a los ahorristas.Estas fueron nuestras palabras: "¿Qué viene ahora? Supongamos que Su Majestad Imperial, después de ver que no hay reacción negativa a la sustitución del bolívar por el chavito, imponga cupos para el canje estableciendo un límite máximo. ¿Porqué no? Podría alegar ante el pueblo que los pobres no tienen tantos reales guardados. Son los ricos los que tienen millones. Ahí tendríamos un primer corralito, con el cual él restringiría la liquidez monetaria." A mediados de Junio de 2007, el banquero Oscar García Mendoza declaró: "Para lograr el objetivo de arruinar a los venezolanos les cambiarán la unidad monetaria, van a convertir el bolívar en una cosa que llaman el "bolivariano" (nosotros lo llamamos "chavito"), y entonces cuando el poseedor de los bolívares los vaya a cambiar en el BCV por estos "bolivarianos", tendrá un límite de sólo Bs. 5 millones, no más, y el que tenga de esta cantidad para arriba lo perdió. Así lo hicieron en Cuba y eso es lo que pasará aquí." Queda usted advertido para que tome las previsiones que le permitan salvaguardar los ahorros de toda una vida".


(*) "Corralito" llamaron los Argentinos a la restricción de retiro de dinero de las cuentas bancarias y prohibición de transferencias al exterior. Entre nosotros el "corralito" está planteado al estilo cubano: inventada una reconversión monetaria ponerle un cupo al cambio de la moneda vieja por la nueva de modo que el capital superior al cupo quede perdido, y prohibir las transferencias al exterior ampliando los ilícitos cambiarios.



Jesús Petit Da Costa Jueves, 28 de junio de 2007




información oficial:





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1 comentario:

Hansel dijo...

24JUL2007
Caracas, Venezuela

En el Natalicio de Bolívar los Estudiantes se dirigen
al país

Webarticulista.net
Se cumple un nuevo aniversario del nacimiento de Simón
Bolívar, en uno de los tiempos más difíciles de
nuestra historia republicana. Al recordar al Padre de
la Patria en esta grave encrucijada de la vida
nacional, nuestra conciencia de jóvenes nos obliga a
plantear de cara a la nación, la irrenunciable
decisión de rescatar el verdadero legado que nos dejó
su ejemplo y su vida, consagrada por entero al
servicio de la libertad y la democracia en Venezuela y
América.

Nuestro país se encuentra hoy secuestrado por un
gobierno que intenta falsificar la obra del
Libertador, para ponerla al servicio de un régimen
dictatorial contrario a la vocación pacífica e
igualitaria de nuestro pueblo. Es tarea de nuestra
generación denunciar y derrotar este fraude histórico
que intenta consumar, quien hoy ejerce de manera
despótica la conducción del destino nacional.

En nombre de Bolívar se pretende destruir la obra de
Bolívar. Profanando su pensamiento y sus enseñanzas se
intenta construir un sistema totalitario, para
eternizar en el poder a un caudillo y a una camarilla
que saquea nuestras riquezas, institucionaliza la
discriminación, cercena progresivamente las libertades
ciudadanas consagradas en las leyes y en la
Constitución y criminaliza las protestas, tal y como
ha sucedido con nuestro compañero Nixon Moreno y con
cientos de jóvenes estudiantes que han tenido la
valentía de hacer publicas sus protestas.

Ante la pretensión de violentar el orden jurídico para
imponer la reelección permanente del caudillo único,
es necesario recordar las palabras de Bolívar cuando
decía en el Congreso de Angostura: “Nada es más
peligroso como dejar permanecer largo tiempo en manos
de un ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra a
obedecerlo y él se acostumbra a mandarlo, de donde se
origina la usurpación y la tiranía. Un justo celo es
la garantía de la libertad republicana, y nuestros
ciudadanos deben temer con sobrada justicia que el
mismo magistrado que los ha mandado durante mucho
tiempo los mande perpetuamente”. Y en ese histórico
mensaje, al condenar a los gobiernos tiránicos, el
supremo conductor de nuestra independencia señala ante
los representantes de la soberanía popular: “En el
régimen absoluto el poder entronizado no admite
límites. La voluntad del déspota es la ley suprema
ejecutada arbitrariamente por los subalternos que
participan en la opresión organizada en razón de la
autoridad que goza”.

La historia republicana de Venezuela durante el siglo
diez y nueve, y buena parte del siglo veinte está
signada por sacrificios y luchas, en contra de ese
nefasto continuismo, que el Libertador, en sus
proféticas palabras de Angostura avizoraba como un
peligro para la libertad de la nación y de los
ciudadanos.

Las guerras civiles durante esa trágica etapa de
nuestra historia, tuvieron siempre su origen y su
causa fundamental, en la bárbara acción de los
caudillos que capturaban el gobierno, para usarlo como
botín con el cual saciaban sus subalternas ambiciones.

Ese pasado oscuro de nuestra historia parecía
superado, al lograr consolidarse luego del
derrocamiento de la dictadura en enero de 1.958, la
más larga etapa de gobiernos civiles electos por el
pueblo en comicios libres que permitieron de manera
continua e ininterrumpida la alternabilidad
republicana.

Es, sin embargo una verdad innegable, que esa sociedad
democrática conquistada luego de muchos años de
esfuerzo y sacrificio, fue vulnerada progresivamente
por la renuncia de la elite política, a los principios
que la hicieron posible.

Es igualmente cierto que la corrupción y la indolencia
frente a los problemas del ciudadano, generaron un
ánimo nacional contrario a quienes desnaturalizaron el
ejercicio de la política y de la acción democrática de
gobierno, pero es no menos cierto que ese ciudadano
venezolano, no quiso nunca sustituir la democracia
imperfecta, por el retorno a los tiempos en que los
cuarteles decidían el rumbo de la vida nacional a
espaldas del pueblo soberano.

Cuando Venezuela otorgó su confianza al actual
mandatario, y cuando el país aprobó soberanamente la
Constitución de 1.999, no estaba escogiendo un
caudillo eterno, para que se apropiase caprichosamente
de su destino. El texto de esa Carta Magna es el más
claro testimonio de que los herederos de Bolívar,
queríamos y queremos más y mejor democracia.

Pretender ignorar esta irrefutable verdad es intentar
torcer la voluntad democrática del pueblo venezolano,
y envolver en medio de mitos y alucinadas leyendas, la
farsa del hombre predestinado dispuesto a imponer su
voluntad al resto de la sociedad.

Una vez más el pensamiento de Bolívar nos recuerda
como no existen esos caudillos infalibles tocados por
la providencia para manejar a nuestros pueblos como
dóciles rebaños.

Ante el Congreso de Cúcuta decía el libertador en
1.821: “Un hombre como yo es un ciudadano peligroso en
un gobierno popular, es una amenaza inmediata a la
soberanía nacional. Yo quiero ser un ciudadano para
ser libre, y para que todos lo sean. Prefiero el
título de ciudadano al de Libertador, porque este
emana de la guerra, aquel emana de las leyes.
Cambiadme señor todos mis dictados por el de buen
ciudadano”.

Como pieza fundamental del engranaje dictatorial que
hoy se construye, y trastocando las normas
establecidas en la Constitución, en lo que respecta a
las funciones de nuestra fuerza armada, se ha colocado
a ella, como el instrumento bélico al servicio del
régimen.

En las vergonzosas paradas militares de opereta que a
menudo se realizan para rendirle culto al caudillo
único, se invoca sacrílegamente a la memoria de
Bolívar y a la gloria de los ejércitos libertadores,
justificando así la triste presencia de nuestros
hombres de armas, en esta etapa de destrucción de la
vida democrática.

Por fortuna también el pensamiento de Bolívar estuvo
atento a la vocación dictatorial de los militares de
aquellos tiempos en los que se forjaba la república.

Es así como podemos recordarle a la élite castrense
que hoy en nombre del Libertador pretende justificar
su dócil adhesión a la “revolución cívico militar”,
las palabras de aquel, cuando luego de ser proclamado
Libertador decía a la asamblea reunida en Caracas en
enero de 1.814: “No es un despotismo militar lo que
puede hacer la felicidad de un pueblo, ni el mando que
obtenga no puede convenir jamás sino temporalmente a
la República. Un soldado feliz no adquiere ningún
derecho para mandar a la Patria. No es árbitro de las
leyes ni del gobierno, es defensor de su libertad”.

Hoy sin embargo, violentando el juramento prestado al
asumir la posesión de las armas de la república,
nuestros oficiales repiten como autómatas la consigna
Patria, Socialismo o Muerte. Palabras que no van
dirigidas a ningún ejército invasor, sino que son el
mensaje orientado a advertir al mundo civil la
disposición del gobierno de utilizar a nuestro
ejército en las labores de represión y castigo, cuando
la mal llamada revolución bolivariana se sienta
amenazada.

Esta generación de jóvenes que hoy hemos tomado la
decisión de luchar hasta las últimas consecuencias por
la libertad amenazada, somos hijos de la imperfecta
democracia, y a pesar de sus carencias queremos luchar
en ella, y por ella.

Preferimos los peligros de la libertad a la vergonzosa
tranquilidad de las tiranías. Esta generación es hija
de la democracia que otros conquistaron. Nuestro reto
es mejorar la democracia que recibimos, la que a pesar
de sus manchas, nos ha enseñado el valor de ser
ciudadanos libres. Nos negamos a que otros decidan por
nosotros, nos negamos a que quienes hoy usurpan la
voluntad de la nación, nos regresen a los tiempos
oscuros de la historia, por ser incapaces de asumir el
reto que nuestra conciencia nos plantea.

La lucha de nuestra generación, no puede ser una
batalla aislada del resto de la sociedad. El país en
todos sus sectores asume hoy la conciencia del grave
momento que vive. Esta no es una lucha entre
facciones, no es una lucha de partidos, de clases o de
grupos, que buscan la satisfacción parcial de sus
derechos, o la defensa particular de sus intereses.

Por esta razón, en este nuevo aniversario del
Libertador queremos denunciar a la dictadura que en su
nombre, e irrespetando su memoria ha tomado para sí la
totalidad de las instituciones públicas; que acorrala
a los ciudadanos tratando de imponer una cultura del
miedo y doblegar la moral de la nación; que censura a
los medios de comunicación; persigue al movimiento
estudiantil; desata campañas de terrorismo en los
medios de comunicación social controlados por el
Estado; y utiliza el Poder Judicial como vulgar
instrumento político partidista.

Inspirados en los valores de quienes forjaron la
patria, ratificamos hoy nuestra decisión de vencer en
la lucha por rescatar nuestro sistema de libertades.

Al Padre Libertador aun inquieto en su sepulcro,
juramos preservar su ejemplo, su palabra y su obra, en
manos corazones y conciencias verdaderamente dignas,
frente a quienes irrespetan su nombre e intentan
destruir los valores irrenunciables del país.

Con la misma angustia de aquel Andrés Eloy Blanco
perseguido por la tiranía, alcanzamos a repetir sus
nobles palabras de patriota bolivariano: “Amamos a
Bolívar como a la vida misma, y al pueblo de Bolívar
más que a la vida entera”.

Por el Movimiento Todos Somos Nixon:
Aimara Rivas.

Por la Universidad de los Andes:
Alfredo Contreras.

Por el Movimiento 13 de Marzo:
Lawrence Castro